Los ácaros se diferencian de todos los demás grupos de arácnidos, exceptuando los araneidos, por carecer de segmentación en el abdomen o porque ésta apenas es visible. Presentan una tagmatización muy modificada, nunca poseen pedúnculo y sus apéndices bucales se localizan en una porción especial del cuerpo: el gnatosoma.
Los ácaros Astigmata se caracterizan estar poco esclerotizados y por lo tanto respiran a través del tegumento y carecen de tráqueas y de estigmas respiratorios. El idiosoma nunca es vermiforme. Los quelíceros más típicos terminan en quelas dentadas. Los palpos son simples y con un sólo artejo, subdividido o no. Las coxas de las patas se fusionan con la parte ventral del cuerpo. Los elementos empodiales normalmente son unciformes o en forma de ventosa; nunca están rayados, solo excepcionalmente están ausentes. También se caracterizan por la pérdida de las quetas adorales, por poseer un único par de quetas subcapitulares, y por la presencia de una única queta en los quelíceros. El propodosoma lleva un máximo de cuatro pares de quetas dorsales más la queta supracoxal. No presentan tricobotrios.
Los ácaros astigmata son animales de movimientos lentos y de muy pequeño tamaño, de 0,2 a 1,8 mm. Su coloración varía de un color blanco perla al amarillo café; en algunos casos es el resultado de la transparencia del contenido del tubo digestivo o de la existencia de pigmentos extraídos de su alimento o elaborados por ellos mismos. La forma de su cuerpo es variada.
Los ácaros Astigmata son cosmopolitas y viven mayoritariamente en ambiente terrestre. En general son especies parásitas, y algunas también comensales, que atacan las plumas, la piel de aves y mamíferos, las branquias de crustáceos y parasitan las vías aéreas y las vísceras de algunos animales. También viven en hábitats efímeros como materiales orgánicos en descomposición (estiércol, carroña, vegetación en descomposición), ambientes subcorticales, en nidos de vertebrados y sobre insectos. |