Índice ARACNET 10

Índice de números anteriores

Comunidad virtual de Entomología

S.E.A

ARACNET 10 - Bol. S.E.A., nº 31 (2002) : 257-263

 

Artrópodos exóticos invasores

Grupo PHORON (SEA)

 

Φ El fenómeno de las especies exóticas

Las barreras geográficas que durante milenios han limitado el movimiento de las especies silvestres empezaron a disolverse con los primeros movimientos migratorios de las poblaciones humanas que desplazaban, entre sus enseres, especies domesticadas de animales y de vegetales cultivables y, con ellas, otras de forma involuntaria. Con el crecimiento de la población humana, la formación de los grandes imperios, las grandes exploraciones y la apertura de nuevas vías comerciales, el movimiento de especies se ha incrementado progresivamente hasta alcanzar, en el último siglo, niveles sin precedentes. Hoy en día, la agricultura, pesca, industria hortícola, comercio de mascotas, etc. dependen en gran medida de especies exóticas, es decir, introducidas desde otras partes del mundo (véase el apartado de definiciones). Este movimiento de especies, intencionadamente desplazadas de un sitio a otro por razones de distinta naturaleza (Tabla 1), favorece asimismo el transporte involuntario de otras como subproducto del comercio intercontinental.

La interacción entre los organismos y su ambiente así como los factores que determinan los rangos de distribución de los seres vivos han interesado a la comunidad científica durante más de 200 años. De igual modo, los científicos han estudiado las relaciones que se establecen entre las distintas especies de una comunidad dada así como encontrar generalidades en la manera en que dichas comunidades se organizan. ¿Qué puede ocurrir cuando se introduce una especie en un lugar distinto del de origen? ¿Qué factores determinan sus probabilidades de establecimiento y de expansión en el nuevo territorio? ¿Qué relaciones se establecen con los organismos autóctonos de dicho territorio? ¿Qué impacto pueden tener sobre las comunidades y ecosistemas? Las especies introducidas y exóticas suponen un "experimento natural" y permiten estudiar, entre otras cosas, los factores que determinan el establecimiento y expansión de las especies, así como los procesos de competencia interespecífica y poner a prueba las ideas sobre la estabilidad de las comunidades biológicas.

 

 

Tabla 1.

Resumen de las principales causas de introducción de especies
y una lista no exhaustiva de ejemplos.

Causas intencionadas - Realizadas por la especie humana, de forma consciente y con fines determinados.

     Producción de alimentos

     Producción de madera

     Mejora del suelo

     Freno a la erosión

     Estabilización de dunas

     Razones estéticas (paisajismo)

     Turismo (traídas al viajar)

     Caza y pesca recreativa

     Abandono de mascotas

     Reintroducciones de subespecies distintas de las autóctonas

     Escapes de granjas, zoológicos, piscifactorías, etc., por negligencias

     Control biológico e investigación

Causas no intencionadas -Se producen de forma involuntaria, pero siempre mediadas por agentes humanos.

     Cargamentos de productos agrícolas o forestales

     Materiales de embalaje

     Transporte de bienes

     Como polizones en medios de transporte

     Descarga de aguas de lastre

     Aprovechamiento del abatimiento de barrera geográficas por obras de ingeniería

     Utilizando otros organismo como vectores

 

Φ El problema de las especies invasoras

El interés de los científicos por las introducciones de especies, ya sean voluntarias o involuntarias, no tiene simplemente un carácter académico. Parte de dichas introducciones afectan a especies que adquieren un carácter invasor (véase las definiciones). En la actualidad es posible encontrar especies invasoras (EI), tanto animales como vegetales, prácticamente en todo tipo de ecosistema y su impacto ha demostrado ser inmenso. El alcance y el coste de sus consecuencias es enorme, tanto a nivel ecológico como económico.

Las EI constituyen, junto con la destrucción de hábitat, una de las amenazas más patentes a la diversidad biológica. Según un estudio de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la introducción de especies de flora y fauna alóctona ha provocado, desde 1600, la extinción acelerada del 39% de especies autóctonas de animales. En contraste, como afirma Daniel Simberloff, el cambio climático -que ha recibido mucha más atención mediática- no ha provocado la extinción demostrada de ninguna.

Si el valor intrínseco de la pérdida de biodiversidad es difícilmente cuantificable desde el punto de vista monetario, algunas estimaciones del impacto económico sobre algún sector concreto indican la seriedad del problema. El impacto económico del mejillón cebra Dreissena polymorpha ha sido estimado entre 1988 y 2000 en 750-1000 millones de dólares y en su conjunto las EI tienen en Estados Unidos un gasto anual de ciento treinta y siete mil millones de dólares. Además de los costes directos que supone la gestión de las EI, hay que añadir también todos aquellos derivados de los efectos sobre el ambiente. El gobierno surafricano invierte 40 millones de dólares al año para el control de tres especies de plantas invasoras cuyo impacto no sólo ha afectado a la diversidad biológica local, sino que también ha reducido las reservas de los acuíferos en zonas concretas, con el consiguiente aumento del peligro de incendios.

En otros casos, las implicaciones de las introducciones han afectado al ámbito sanitario. El mosquito tigre asiático Aedes albopictus, un vector de enfermedades como el dengue, la fiebre amarilla y la encefalitis equina, llegó en 1985 al continente americano con un cargamento de neumáticos usados procedente de países asiáticos. Desde entonces, junto con su expansión, se acompaña la propagación de enfermedades.

Introducciones bienintencionadas han tenido también consecuencias desastrosas. Por ejemplo, organizaciones internacionales promovieron la introducción de la abeja melífera europea Apis mellifera en varios países de la región del Hindukush-Himalaya con el fin de mejorar la práctica apícola. Esta introducción no tuvo los efectos esperados. Por un lado, la superioridad competitiva de la abeja melífera europea ha provocado la disminución drástica de la abundancia de una abeja melífera nativa, Apis cerana. Por otro lado, la abeja melífera europea no está adaptada a las condiciones de alta montaña por lo cual la polinización de los manzanos en esa región se ha visto perjudicada. Además, la mencionada exclusión por competencia de otros polinizadores nativos, además de la merma de diversidad que conlleva, agrava la baja producción de manzana. Finalmente, la introducción de las abejas europeas ha conllevado paralelamente la introducción de patógenos que están afectando también a los polinizadores nativos.

En los últimos años la preocupación por el impacto generado por las EI ha trascendido desde el plano científico al plano político. La Organización de las Naciones Unidas ha cofinanciado junto con otros organismos internacionales como el Global Invasive Species Programme (GISP), un programa global de estudio y asesoramiento sobre las EI, y en uno de los últimos encuentros la Conferencia de las Partes dictó una resolución para que su órgano de asesoramiento, el Subsidiary Body on Scientific, Technical and Technological Advice (SBSSTA), diseñase unas directrices comunes

sobre este tema. Pese a los evidentes conflictos de interés económico que se manifestaron entre las delegaciones de varios países, quedaron patentes aspectos comunes de la situación y la necesidad de cooperación internacional para resolverla. Así mismo se puso de manifiesto una fuerte disparidad entre las acciones emprendidas en los distintos países para hacer frente al problema y la exigencia de desarrollar estrategias nacionales de acción.

 

Φ La situación de las EI en España

En España se ha introducido, sobre todo a lo largo del último siglo, un alto número de especies exóticas, cuyo impacto sobre la biodiversidad local no ha sido objeto de estudio o de preocupación hasta hace pocos años.

El bioma más afectado por la presencia de fauna exótica ha sido, probablemente, el de las aguas continentales. En la actualidad, al menos 26 especies de peces exóticos (la mayoría introducidas durante los últimos 60 años, y muchas de ellas depredadoras voraces) se encuentran aclimatadas en ríos, embalses, lagunas y lagos españoles. Éstas, introducidas en el pasado por decisiones administrativas, y en tiempos más recientes por la suelta voluntaria de particulares o por escapes de piscifactorias, están amenazando severamente a la ictiofauna autóctona y llevando a algunas especies al borde de la extinción. Un factor añadido de amenaza agrava la situación: los trasvases, que favorecen la traslocación de poblaciones localmente adaptadas ("demes" o "unidades evolutivamente significativas") y especies de una cuenca a otra y convierten peces autóctonos en invasores. Dentro de los artrópodos, destaca la introducción de cangrejos de agua dulce como el cangrejo rojo americano Procambarus clarkii, el cangrejo señal Pacifastacus leniusculus y el cangrejo australiano Cherax destructor. Todos ellos han afectado negativamente al cangrejo de río nativo Austropotamobius pallipes.

Los archipiélagos españoles también están sufriendo las consecuencias de la presencia de especies exóticas. La introducción del arruí Ammotragus lervia en Canarias está poniendo seriamente en peligro especies vegetales endémicas de bajo porte, y es de reciente actualidad la polémica que ha desencadenado una propuesta para su erradicación. Tampoco las Baleares están exentas del problema. En estas islas ya se han llevado a cabo campañas de erradicación y control de varias especies invasoras, entre ellas la fanerógama marina Caulerpa taxifolia. La situación es particularmente grave si se considera que los ecosistemas insulares son posiblemente los más vulnerables a las invasiones. Las propias condiciones de aislamiento han favorecido la evolución de especies únicas, que en ausencia de depredadores o antagonistas, no han necesitado desarrollar mecanismos de defensa. La introducción de nuevas especies puede, por lo tanto, provocar una auténtica catástrofe.

Los datos disponibles indican que son numerosos los ecosistemas afectados por las especies exóticas invasoras incluyendo también el agrícola y el urbano. No obstante, la situación no está todavía suficientemente bien definida. En la actualidad nadie sabe cuántas especies invasoras (incluyendo invertebrados, agentes patógenos, flora) se hallan en la Península Ibérica, cual es su distribución o sus tamaños poblacionales. Frente a las inquietantes noticias de "nuevos hallazgos" como el de mejillón cebra en el Ebro, puestas de tortuga de orejas rojas o de Florida Trachemys scripta elegans o, dentro de los insectos, la rápida expansión de mariposas invasoras como el taladro del geranio Cacyreus marshalli por toda la península y de la hormiga argentina Linephitema humile por toda la banda costera, se hace patente la necesidad de una toma de postura seria por parte de los sectores científicos y políticos.

Las acciones emprendidas hasta el momento, aisladas y muy puntuales, están lejos de formar parte de una estrategia nacional de acción. En lo que se refiere a artrópodos, se han llevado a cabo planes de erradicación para el Curculiónido ferruginoso de las palmeras Rhynchophorus ferrugineus y otros artrópodos invasores perjudiciales para la agricultura (por ejemplo el ácaro de los cítricos Panonychus citri, el trips del tomate Frankliniella occidentalis, la polilla oriental del melocotonero Grapholita molesta, etc.). Otras especies, como la hormiga argentina, que suponen amenazas para la diversidad de especies autóctonas pero no tienen interés económico, han sido prácticamente ignoradas por esos planes.

 

 

Φ PHORON: Grupo de trabajo de la S.E.A. sobre los artrópodos exóticos

Las especies exóticas e invasoras requieren atención inmediata y continua por parte de todos aquellos interesados en los seres vivos, su estudio y conservación. El Grupo de trabajo de la S.E.A. dedicado al estudio de los artrópodos exóticos e invasores (Phoron) nace del acuerdo entre el Grupo de Especies Invasoras (G.E.I.) y la Sociedad Entomológica Aragonesa (S.E.A.) y se forma con dos objetivos básicos: (1) la documentación y estudio de las especies exóticas e invasoras presentes en la península Ibérica y archipiélagos españoles, y (2) la concienciación de la sociedad en general, y de la administración pública en particular, en la necesidad de tomar las medidas pertinentes para el control de la introducción y expansión de las especies exóticas invasoras.

 

La información detallada sobre PHORON está disponible en su página web. En ella, se incluye: Objetivos y proyectos de Phoron, declaración de principios del grupo, socios, estatutos sociales, definiciones de interés, información sobre su Lista de Distribución de mensajes (de suscripción abierta a todos los interesados en esta temática, sean o no miembros del grupo de trabajo), formas de colaboración general, participación en proyectos concretos y asociación al grupo, enlaces, información general sobre EI, etc, etc.

 

Contacta con nosotros en:

http://entomologia.rediris.es/phoron

 

 
 

(c) 2003 CVe - SEA