Entomología Aplicada
ARACNET, 6 - Bol. S.E.A., nº 27
(2000) : 127-133
Fundamentos teóricos del manejo integrado de plagas
Ignacio PÉREZ MORENO
Sección coordinada y dirigida por Ignacio Pérez Moreno.
Departamento de Agricultura y Alimentación. Universidad de La Rioja,
Avenida de la Paz, nº 105, Edificio ITA, 26004 Logroño (La Rioja).
Evolución de la estrategia de control en la protección
de cultivos
Se define la Agricultura Sostenible como aquella agricultura
capaz de abastecer las necesidades alimentarias del presente sin poner en
peligro el abastecimiento de alimentos de generaciones futuras. Su aplicación,
pretende sustituir el modelo de agricultura productivista poco preocupada por
las exigencias de protección del medio ambiente, por otro en el que los fines
sean la producción agraria a largo plazo y la variable medioambiental se
considere un factor de producción tan importante como tierra, capital o
trabajo. El sistema para llevar a la práctica los objetivos de una agricultura
sostenible, sin olvidar un sector minoritario como es la agricultura ecológica,
es la Gestión Agraria Integrada o Producción Integrada, que persigue el
abastecimiento de los mercados y el mantenimiento de un nivel de precios justos
para los consumidores, junto a la preservación del medio ambiente y de la
naturaleza como fuente importante de recursos.
Según la Organización Internacional de Lucha Biológica e
Integrada contra los Animales y las Plantas Nocivas (OILB), la Producción
Integrada es un sistema de explotación agraria que:
Integra los recursos naturales y los mecanismos de
regulación en las actividades de explotación agraria para minimizar los
aportes de insumos procedentes del exterior de la explotación.
Asegura una producción sostenible de alimentos y otros
productos de alta calidad mediante la utilización preferente de tecnologías
respetuosas con el medio ambiente.
Mantiene los ingresos de la explotación agraria.
Elimina o reduce las fuentes de contaminación provocadas
actualmente por la agricultura.
Mantiene las múltiples funciones de la agricultura.
Uno de los principios de la Producción Integrada considera
que la toma de decisiones en la protección de los cultivos frente a plagas,
enfermedades y malas hierbas se debe basar en las técnicas de Manejo Integrado.
El Manejo Integrado, también llamado Protección Integrada, Control Integrado o
Lucha Integrada, es el método de control más avanzado que existe en la
actualidad. Cuando su objetivo es el control de los daños provocados por los
artrópodos en los cultivos se habla de Manejo Integrado de Plagas. A lo largo
de la historia reciente, la protección de cultivos ha pasado por una serie de
fases:
1) Control químico indiscriminado
Se basa en el empleo de plaguicidas de amplio espectro,
aplicados sistemáticamente según un esquema rígido y preestablecido (“calendario”),
realizándose en muchas ocasiones tratamientos sin estar presente la plaga.
Generalmente, se combina un número reducido de materias activas, que se
repiten varias veces en una misma campaña. Las ventajas de este tipo
de estrategia son:
Inicialmente disminuyen los daños producidos por las
plagas.
Es un método sencillo y de fácil aplicación por los
agricultores.
Los inconvenientes más destacables son:
Aparición de resistencias.
Aparición de nuevas plagas y enfermedades debido a
factores como la reducción de la fauna útil, cambios fisiológicos en la
planta que mejoran su calidad nutritiva en calidad y cantidad, provocando un
aumento del potencial biótico de algunas plagas (trofobiosis), etc.
Alto riesgo de intoxicación para el aplicador, facilidad
de aparición de residuos en las cosechas y mayores riesgos de contaminación
del medio ambiente.
Incremento de los costes de producción debido al gasto que
suponen los plaguicidas y al gasto de tiempo necesario para la aplicación de
los tratamientos.
2) Control químico aconsejado
Consiste en la racionalización de los tratamientos en
función de las recomendaciones dadas periódicamente por las Estaciones de
Avisos pertenecientes a las Administraciones Autonómicas y por técnicos
especialistas, basadas en un profundo conocimiento de la biología de las
plagas, que permiten decidir el momento adecuado para su realización, así
como los productos fitosanitarios más idóneos. Las ventajas que
presenta este método son:
Se produce una reducción del número de tratamientos y
mejora su eficacia.
Disminuye la contaminación ambiental y el riesgo de
aparición de residuos en las cosechas.
Sus inconvenientes:
Las recomendaciones se realizan a nivel de zonas bastante
extensas, no considerando las diferencias microclimáticas que existen dentro
de cada área, por lo que existe la posibilidad de realizar tratamientos fuera
de plazo o con una cadencia inadecuada.
Las recomendaciones se realizan sin conocer la densidad de
plaga en cada parcela, por lo que se siguen empleando productos polivalentes y
poco selectivos.
Sigue existiendo riesgo de aparición de resistencias.
3) Control dirigido
El control dirigido no se limita únicamente a determinar
el momento oportuno de tratamiento de un plaga y el producto más efectivo,
sino también la necesidad real de la intervención. Se introduce el concepto
de “umbral económico de daños”: densidad de plaga a partir de la cual
los daños que se ocasiona son superiores al coste de las medidas de control
que los evitaría. Las ventajas de su empleo son:
· Se produce un buen control de plagas y enfermedades.
· Se utilizan productos más selectivos y de baja
toxicidad, respetando los organismos auxiliares, es decir, los enemigos
naturales de las plagas.
· Se reduce el número de tratamientos que se aplican en
cada campaña y el nivel de residuos en cosecha.
· Al disminuir el número de tratamientos, se reducen los
costes de producción.
Como inconvenientes hay que citar:
· Exige una mayor dedicación por parte del agricultor y/o
técnicos especialistas en la determinación de los niveles de plagas de cada
parcela.
· El agricultor tiene que asumir un mayor grado de riesgo
en sus decisiones.
4) Protección integrada
Consiste en la integración de las técnicas de lucha
química y lucha biológica, así como de todos los posibles medios y
técnicas adecuadas, haciendo especial incidencia en la acción limitante del
propio medio ambiente. Este sistema completa la racionalización del control
químico en las técnicas de lucha dirigida con métodos naturales que
satisfagan a la vez exigencias económicas, ecológicas y toxicológicas. Sus ventajas
son las siguientes:
Utilización en los tratamientos de los productos menos
agresivos para el medio ambiente.
Se produce una reducción del empleo de plaguicidas y de
los niveles de residuos.
Hay una reducción de costes.
Como inconvenientes cabe citar:
Necesidad de que el agricultor tenga una importante
preparación técnica.
Mayor dedicación en las observaciones periódicas para
estimar los niveles de plaga.
· Existe un mayor riesgo en las decisiones.
Concepto de manejo integrado de plagas
El término “protección integrada” surge a finales de
los años 50 y ha ido evolucionando a lo largo de los años. En un principio se
definió como un sistema de control de plagas aplicado combinando e
integrando el control biológico y el químico; el control químico es utilizado
por considerarse necesario, pero en una forma que resulta lo menos perjudicial
para el control biológico.
En 1967, la FAO lo define como un sistema de regulación
de las poblaciones de los diferentes agentes nocivos que, teniendo en cuenta su
medio ambiente particular y la dinámica de las poblaciones de las especies
consideradas, utiliza todas las técnicas y métodos apropiados de forma
compatible, a fin de mantener las poblaciones de estos agentes nocivos en unos
niveles que no causen daños económicos.
La definición que propone la OILB en 1977 es: el
procedimiento de lucha contra los organismos nocivos que utiliza un conjunto de
métodos que satisfagan a la vez las exigencias económicas, ecológicas y
toxicológicas, dando prioridad a la utilización de factores y elementos
naturales de limitación, respetando los umbrales de tolerancia.
Por último, la CEE define en 1991 el Manejo Integrado como la
aplicación racional de una combinación de medidas biológicas,
biotecnológicas, químicas, de cultivo o de selección de vegetales de modo que
la utilización de productos fitosanitarios químicos se limite al mínimo
necesario para mantener la población de la plaga en niveles inferiores a los
que producirían daños o pérdidas inaceptables desde un punto de vista
económico.
El manejo integrado de plagas implica, por tanto, la
consideración simultánea de tres niveles del ecosistema agrícola: 1) el
propio cultivo, 2) las plagas asociadas a ese cultivo, y 3) los organismos
antagonistas de las plagas, es decir, sus enemigos naturales, formados
principalmente por lo que se llama la fauna útil o fauna auxiliar. A nivel
práctico, se hace necesario para una correcta aplicación de este sistema, un
mayor soporte técnico basado en estudios completos de los diferentes
parámetros de la zona en cuestión o su adaptación a la misma.
Los fundamentos que definen la Protección Integrada son:
1 Además de considerar la plaga objetivo a tratar,
es preciso plantearse como influyen nuestras actuaciones en el agroecosistema,
es decir, tiene en cuenta el medio ambiente.
2 No pretende eliminar la plaga sino mantenerla por
debajo de umbrales de tolerancia previamente fijados.
3 Utiliza una serie de técnicas culturales,
varietales, mecánicas, químicas y sobre todo biológicas, dando prioridad siempre
a los procedimientos no químicos.
4 Sólo se justifica la aplicación de medios de
control cuando el nivel de plaga sobrepasa un umbral de tolerancia económica.
5 Los medios de lucha empleados no deben impedir,
dentro de lo posible, la acción de los factores naturales de mortalidad de la
plaga.
6 El método de lucha debe proteger adecuadamente el
cultivo y permitir la obtención de cosechas rentables.
Bajo la denominación de Protección Integrada se llevan a
cabo, muchas veces, programas que no cumplen totalmente los principios del
mismo, aunque sí realizan una primera fase: desarrollar planes de lucha
química dirigida o racionalizada (cuya finalidad es reducir los tratamientos en
un 50% o utilizar productos selectivos) y no hacen hincapié en métodos de
lucha biológica o aquellos derivados del manejo del cultivo. El sistema en el
que se basa la Protección Integrada consiste en una estimación de riesgos, de
acuerdo con el estado de desarrollo del cultivo y del período crítico de
daños. La estimación del riesgo se debe realizar a nivel de parcela o unidad
cultural común, con lo que se evalúa el riesgo real de daños.
Para estimar el riesgo es necesario disponer de unos métodos
y técnicas de muestreo suficientemente contrastadas con el fin de realizar un
seguimiento de las poblaciones que nos interesan. Este seguimiento, a ser
posible, será tanto fenológico (para saber el momento de actuar) como
cuantitativo (para saber si se debe actuar o no).
Las técnicas de muestreo son diversas, desde un conteo
visual siguiendo determinado método operativo (órganos a examinar, nº,
época, etc.) hasta métodos de captura con trampas sexuales, alimenticias,
conteos de oviposición, etc., pasando por precisas observaciones
meteorológicas diarias.
|
EJEMPLO DE MANEJO INTEGRADO DE PLAGAS EN MANZANO
DESDE CAÍDA DE PÉTALOS HASTA FINALES DE ABRIL (Torà et al.,
1995) |
PLAGA
|
MUESTREO
ESTADO
|
UMBRAL DE
TOLERANCIA |
MÉTODO DE CONTROL |
MOMENTO DE CONTROL
|
Orugas mordedoras de la piel del fruto
|
Mirar corimbos durante 20 minutos, anotando si están
atacados.
Larvas
|
0,5% de corimbos atacados. Más del 1% de frutos
atacados el año anterior.
|
Fenoxycarb
|
Cuando las larvas estén en el último estadio.
Aproximadamente, a la caída de pétalos de la variedad Golden.
|
Carpocapsa
|
Trampas de feromonas.
Adultos
|
3 adultos por trampas y semana
|
RCI ovicidas: fenoxycarb diflubenzurón triflumurón
hexaflumurón teflubenzurón
|
En el momento de sobrepasar el umbral, si la temperatura crepuscular
es superior a 15ºC.
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Minadora
circular |
50 hojas, anotando las ocupadas por huevos.
Huevos
|
10% de hojas
ocupadas |
RCI ovicidas: fenoxycarb diflubenzurón triflumurón
hexaflumurón teflubenzurón
|
Al superar el umbral
|
Pulgón
ceniciento |
Frutos y brotes.
Ninfas y adultos
|
Presencia
|
Etiofencarb
|
Al superar el umbral
|
|
Niveles económicos de decisión en manejo de plagas
Uno de los aspectos fundamentales del Manejo Integrado es el
establecimiento y determinación exacta de umbrales de tratamiento. Los niveles
económicos se caracterizan por:
1 son la clave en los programas de Manejo Integrado,
ya que nos apoyamos en ellos para tomar decisiones;
2 nos indican la medida a tomar en cualquier
situación;
3 ayudan a aumentar el beneficio y conservar el
medio ambiente;
4 nos expresan la densidad de plaga, es decir, el
nº de insectos / unidad de muestra (planta, hoja, racimo, etc.); y
5 por tanto, tienen atributos biológicos y
económicos.
El establecimiento y la aplicación de niveles económicos
exige un procedimiento para determinar con precisión el nivel poblacional en un
momento dado. Las poblaciones de plaga oscilan a lo largo del tiempo alrededor
de una densidad media, denominada “posición general de equilibrio” (PGE).
Esta PGE puede modificarse por factores ambientales o por la aplicación
de medidas de control. La PGE depende de la especie plaga y de la zona y
cultivo considerados, y por lo tanto no es característica de una especie en
cualquier circunstancia.
El “umbral de acción” es la densidad de plaga que
justifica la realización de medidas de control, que normalmente consisten en la
aplicación de pesticidas. Este concepto engloba tres categorías de niveles
económicos de decisión:
1 Daño económico (cantidad de lesiones que
justifica el coste del tratamiento)
2 Nivel económico de daños (mínima densidad de
población que puede causar daño económico).
3 Umbral económico (nivel a partir del cual deben
tomarse medidas para impedir que la población de plaga alcance el nivel
económico de daños).
Figura 1. Diferencias entre
lesión y daño producido por las plagas sobre las plantas. Adaptado de
Pedigo (1996) |
Daño económico
Para comprender este término hay que distinguir entre
lesión y daño. Lesión es el efecto de la actividad del fitófago sobre la
fisiología de la planta, que suele ser perjudicial. Esta relacionada con la
capacidad del fitófago para producir un perjuicio. Daño es una medida de
pérdida de cosecha en cantidad o calidad. Esta relacionado con el cultivo y su
respuesta a las lesiones. Es la consecuencia de las lesiones (fig. 1).
El daño económico aparece cuando la cantidad de dinero
necesaria para suprimir las lesiones originadas por los fitófagos es igual a la
reducción potencial del valor de la cosecha que produce la población del
fitófago. El punto donde se inicia el daño económico se denomina “umbral de
beneficio” (UB), y se expresa mediante la fórmula:
Es decir, el umbral de beneficio son los kilogramos que hay
que salvar por hectárea para que el tratamiento sea económicamente rentable.
El umbral de beneficio nos permite determinar los beneficios del control y
establecer índices de decisión (fig. 2). Se define “límite de daños”
como el nivel mínimo de lesiones que ocasiona un daño que ya puede ser medible.
Figura 2. Relación entre límite
de daños y umbral de beneficio. Adaptado de Pedigo (1996) |
Nivel económico de daños (NED)
Muchas veces, en condiciones de campo es difícil cuantificar las lesiones, por lo que se utiliza como índice de lesiones el
número de insectos. El nivel económico de daños se define como la mínima
densidad de población que puede causar daño económico, es decir, el número
mínimo de insectos que reduce la cosecha hasta el umbral de beneficio. Se
expresa mediante la siguiente expresión:
V: valor de mercado por unidad de producción (ptas./kg)
I: unidades de daño físico por insecto y unidad de
producción (p.e., % defoliación/insecto/ha)
P: densidad de población de insecto (insectos/ha)
D: daño económico por unidad de daño físico
producido (p.e., pérdida de kg/ha/% defoliación)
C: coste del tratamiento por hectárea (ptas./ha)
Si el daño físico no puede ser reducido en su totalidad, la
expresión sería
K: % de reducción del daño físico, es decir,
eficacia del tratamiento.
Las variables I y D representan conjuntamente
la pérdida por insecto (kg/insecto). Son difíciles de separar y medir de una
forma sencilla, por lo que pueden ser sustituidas por un coeficiente b (b
= I x D) que nos indica la pérdida de producción por insecto. El
coeficiente b se obtiene mediante un análisis de regresión estadística
(fig. 3):
Figura 3. Regresión lineal
utilizada para obtener la pérdida de cosecha producida por un sólo
insecto (b). Adaptado de Pedigo (1996) |
Y: producción / ha
a: constante (intersección con el eje y)
b: pérdida de producción por insecto (pendiente de
la recta)
x: número de insectos / ha
El NED es un parámetro difícil de calcular. Puede
variar para un mismo cultivo y fitófago de un año para otro y entre momentos
de un mismo año por los distintos estados fenológicos y estado de desarrollo
de los insectos. Los principales factores que producen las variaciones del NED
son C, que influye directamente; y V, I y D, que
influyen inversamente (fig. 4).
Figura 4. Relación entre los
componentes del nivel económico de daños y sus variables. Adaptado de
Pedigo (1996) |
Umbral económico o umbral de tratamiento (UT)
Se define como la densidad de población de plaga a la que
debe aplicarse el tratamiento para evitar que la población aumente hasta
alcanzar el NED. Por lo tanto el UT suele ser menor que el NED
(a veces es igual) para permitir que las medidas de control hagan efecto antes
de que se alcance el nivel de daño. Suele ser un porcentaje del NED.
Puede ser determinado a partir del conocimiento del NED y de la dinámica
de poblaciones. Puede variar mucho según el cultivo, la época del año, la
zona y el valor de la cosecha. Es el nivel práctico que debe utilizarse para
tomar decisiones, es decir, tratar o no tratar (fig. 5).
Figura 5. Relación entre el
umbral de tratamiento (UT) y el nivel económico de daños (NED). Cuando
la densidad de plaga alcanza en umbral de tratamiento (UT ) se aplica
una técnica de control. Adaptado de Pedigo (1996). |
Estrategias y tácticas en manejo integrado
Se entiende por estrategia la elaboración de un plan para
controlar la plaga. La importancia de la plaga viene determinada por las
características propias del insecto y por el cultivo. La estrategia puede
consistir, por tanto, en introducir modificaciones sobre el insecto, sobre el
cultivo o sobre ambos. Los tipos de estrategias pueden ser los siguientes:
1 No tomar medidas (no hacer nada).
2 Reducir la densidad poblacional del fitófago.
3 Reducir la susceptibilidad de la planta.
4 Combinar las dos anteriores.
Por su parte, los métodos utilizados para hacer efectiva la
estrategia se llaman tácticas.
1) No tomar medidas (no hacer nada)
No se tomará ninguna medida de control cuando la densidad
poblacional del fitófago está por debajo del NED. Este caso suele
ocurrir con fitófagos que originan daños indirectos, es decir, que no atacan
directamente al órgano cosechable. Para tomar esta decisión, es necesario
realizar un muestreo riguroso que nos asegure que lo más apropiado es no
tomar medidas.
2) Reducir la densidad poblacional del insecto
Es la estrategia más frecuente en control de plagas. Se
utiliza como medida curativa, cuando la población del insecto alcanza el NED,
o como medida preventiva. En especies que poseen una posición general de
equilibrio (PGE) baja en comparación con el NED la mejor
estrategia es reducir los picos poblacionales. Esta acción prevé el daño,
pero no cambia la PGE (fig. 6). En especies con la PGE próxima o
superior al NED la mejor estrategia es:
Figura 6. Estrategia de control
consistente en reducir los máximos poblacionales de la plaga, que se
utiliza cuando posee una posición general de equilibrio (PGE) baja en
relación con el nivel económico de daños (NED). Adaptado de Pedigo
(1996). |
1 Bajar el valor de la PGE. Esto se puede
hacer reduciendo la capacidad del medio para soportar la población, lo que se
consigue reduciendo los hábitats favorables del medio, por ejemplo con la
rotación de cultivos (fig. 7)
Figura 7. Estrategia de control
consistente en reducir la posición general de equilibrio (PGE)
disminuyendo la capacidad del medio. Adaptado de Pedigo (1996). |
2 Otra alternativa consiste en reducir el potencial
biótico de la población (capacidad de multiplicación o supervivencia), por
ejemplo con la lucha autocida (suelta de individuos estériles) o la
confusión sexual (impidiendo el encuentro entre sexos) (fig. 8).
Figura 8. Estrategia de control
consistente en reducir la posición general de equilibrio (PGE)
disminuyendo el potencial biótico de la población plaga. Adaptado de
Pedigo (1996). |
Las tácticas utilizadas en la estrategia de reducción de la
densidad poblacional son numerosas y variadas: enemigos naturales, insecticidas,
cultivares resistentes, modificaciones del medio, productos reguladores del
crecimiento de los insectos, productos inhibidores del crecimiento de los
insectos, métodos autocidas, feromonas, etc.
3) Reducir la susceptibilidad del cultivo al daño físico
Es una estrategia efectiva y deseable para conservar el
medio. Para su aplicación es preciso introducir cambios en la planta
hospedadora, pero no en el fitófago: utilización de variedades tolerantes o
resistente, mejora del vigor de la planta, cambios en la fecha de siembra o
plantación, variedades transgénicas, etc.
4) Combinación de estrategias
El combinar las estrategias anteriores es la acción más
conveniente, siempre que sea posible. Es un principio básico para el desarrollo
del Manejo Integrado.
Causas que limitan la adopción de programas de manejo
integrado
A pesar de que el Manejo Integrado es, posiblemente, el
sistema que aporta las soluciones más óptimas a los problemas que supone el
control de plagas en agricultura, su puesta en marcha se viene realizando con
manifiesta lentitud, por lo menos en España. Se han sugerido varias
explicaciones a esta realidad:
1. La base teórica es débil. La Ecología
constituye la base disciplinar del Manejo Integrado. Desafortunadamente, la
Ecología Agrícola ha tenido, en general, un escaso desarrollo, lo que ha
condicionado, a menudo, la investigación en Manejo Integrado.
2. El conocimiento de nuestros ecosistemas
agrícolas es insuficiente. Un programa eficaz de Manejo Integrado implica
un buen conocimiento de los componentes y del funcionamiento del
agroecosistema a proteger. Este no es el caso de la mayoría de los países,
debido a múltiples causas: número insuficiente de investigadores, un cierto
desprestigio de tal tipo de investigación en el mundo oficial de la cultura
(más atraído por los descubrimientos de las denominadas “nuevas
tecnologías”), una absurda división de la investigación entre el sector
“básico” y el “aplicado”, la falta de pluridisciplinaridad, etc.
3. Existe un mayor grado de riesgo a corto plazo.
Las dos primeras causas mencionadas, junto con el comportamiento oscilatorio
de los componentes de cualquier sistema biológico, obligan a asumir
relativamente más riesgos que en técnicas basadas en el uso de plaguicidas.
Los resultados son a corto plazo más “imprevisibles”, aunque a largo
plazo los programas de Manejo Integrado resulten económicamente más
beneficiosos. Una mentalidad conservadora o la imposibilidad de financiar
pérdidas a corto plazo por parte de los pequeños empresarios, limitan la
adopción rápida de técnicas de Manejo Integrado.
4. Falta de publicidad y promoción. Las técnicas
de Manejo Integrado son, con frecuencia, difícilmente comercializables (la
conservación de un enemigo natural, la introducción o corrección de una
práctica cultural, el uso de productos naturales no patentables, etc.) lo que
les hace poco atractivos para las empresas comerciales y es, por tanto, la
Administración Pública quien debería dar publicidad y promocionarlas. La
publicidad y promoción son tanto más importantes cuanto menos aparente es la
eficacia de la técnica que se quiere introducir, como es el caso, en
ocasiones, del Manejo Integrado. Es necesario hacer ver al agricultor que el
empleo de ciertas técnicas le han permitido controlar con eficacia una
determinada plaga.
5. El agricultor posee una formación técnica
insuficiente. Los programas de Manejo Integrado obligan a realizar
observaciones y a tomar datos de las poblaciones de plagas y del propio
cultivo, por lo que el agricultor debe de poseer un mínimo grado de
formación técnica o, en su defecto, será necesaria la contratación de
técnicos especialistas.
6. La transferencia de los resultados de la
investigación es poco ágil. El Manejo Integrado exige que los resultados que
se producen en la investigación sean transferidos correctamente y con rapidez
a la escala comercial y recíprocamente. Es necesaria una buena correlación
entre quien investiga, quien desarrolla, quien transfiere y quien aplica el
Manejo Integrado.
Bibliografía recomendada
Albajes, R., 1992. Control integrado de plagas: realidad o
utopía. PHYTOMA España, 40: 4-8.
Boller, E.F., Avilla, J., Gendrier, J.P., Jörg, E. &
Malavolta, C., 1998. Integrated Production in Europe. 20 years after the
declaration of Ovrannaz. Bulletin OILB srop, 21(1): 1-41.
Carrero, J.M., 1996. Lucha integrada contra las plagas
agrícolas y forestales. Ed. Mundi-Prensa. Madrid.
Dent, D., 1993. Integrated Pest Management. CAB
International. Wallingford.
Kogan, M., 1998. Integrated Pest Management: Historical
Perspectives and Contemporary Developments. Annu. Rev. Entomol., 43:
243-270.
Pedigo, L.P., 1996. Entomology & Pest Management.
2nd ed. Prentice Hall. New Jersey.
Pérez Moreno, I., 1997. Principales métodos biotécnicos
empleados en el control de plagas. Bol. S.E.A., 20: 127-140.
Torà, R., Sió, J., Sarasúa, M.J., Avilla, J., 1995. Control Integrado de
plagas en huertos de manzano y peral en Cataluña. Fruticultura Profesional,
70: 36-51.
Otros números publicados: Plagas introducidas en España peninsular en la segunda mitad del siglo XX. Ignacio
Pérez, julio 1999. Aracnet 4.
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