IX JORNADAS DEL GRUPO IBÉRICO DE ARACNOLOGÍA

Diversidad de arácnidos y procesos ecológicos.

Jordi MOYA-LARAÑO

Dpto. Ecología Funcional y Evolutiva; Estación Experimental de Zonas Áridas (CSIC). General Segura, 1, 04001-Almería (España). jordi@eeza.es

     Entender la relación entre la diversidad y el funcionamiento de los ecosistemas es de suma importancia para apoyar los esfuerzos conservacionistas en relación a la biodiversidad. Este hecho no deja fuera a los arácnidos, entre los cuáles, las arañas y los ácaros constituyen los grupos más ampliamente estudiados en ecología. Se sospecha que ambos grupos podrían jugar papeles importantes en los procesos ecológicos. Sin embargo, queda todavía un largo camino por recorrer, siendo especialmente importante la escasez de estudios experimentales en la Península Ibérica. Las arañas son importantes sujetos de estudio en ecología terrestre; esto es debido a su ubicuidad y a su dieta, de naturaleza depredadora y generalista; a la gran diversidad de especies (>40.000 especies) y de modos de vida (cazadoras activas, cazadoras al acecho, constructoras de tela) y al carácter sedentario de multitud de especies de arañas, que permite el marcaje  y seguimiento de un gran número de individuos en el campo con un mínimo error de muestreo.

     La abundancia y diversidad de las arañas en los ecosistemas naturales pueden depender de la disponibilidad de recursos para sus presas (control de abajo-arriba) y una alta abundancia y diversidad de arañas pueden inducir cascadas tróficas (control de arriba-abajo) mediante las cuales se genera un control del crecimiento de las poblaciones de herbívoros que puede permitir a las plantas aumentar en biomasa y reproducción. Este último hecho puede tener importantes aplicaciones en el control biológico de plagas. Sin embargo, las arañas son ecológicamente omnívoras, lo cual significa que se alimentan de presas que se encuentran ecológicamente omnívoras, lo cual significa que se alimentan de presas que se encuentran en más de un nivel trófico: las arañas practican con frecuencia el canibalismo y la depredación intragremial (las arañas de diferentes especies se comen unas a las otras). Esto puede hacer que las cascadas tróficas se atenúen enormemente. Las arañas son también buenos "espantapájaros" ecológicos ya que pueden causar cascadas tróficas originadas por el amedrantamiento que su simple presencia induce en las especies de herbívoros presa (interacciones indirectas mediadas por el rasgo).

     Para enterder el efecto de las arañas y de su diversidad en los procesos ecológicos, debemos entender la ecología de su alimentación. Y en relación a la alimentación, uno de los rasgos morfológicos más utilizado es la condición del cuerpo; normalmente estimada como el peso de la araña en relación al tamaño. Debido al tejido elástico del opistosoma, las arañas tienen una alta capacidad de expandir su condición, lo cual les permite pasar largos períodos de inanición que podrían repercutir en la riqueza específica de las comunidades. Estudios recientes muestran como las arañas alimentadas experimentalmente con una mayor proporción de grasas tienen a extraer proteínas de sus presas y viceversa. Además, se ha demostrado que la proporción carbono:nitrógeno de los artrópodos depredadores generalistas (incluidas las arañas) es muy inferior que la de sus herbívoras, lo que puede determinar en gran parte una predominancia de la depredación intragremial en las redes tróficas que incluyen arañas.

    La relación entre la diversidad de arácnidos y el funcionamiento del ecosistema (p. ej. productividad, descomposición) se está empezando a estudiar experimentalmente. Sin  embargo, los trabajos experimentales incluyen un número reducido de especies, lo cual permite tener solamente una imagen muy parcial de la relación diversidad-funcionamiento del ecosistema. Es necesario establecer experimentos más ambiciosos en que la diversidad real de arácnidos en los ecosistemas naturales se manipule experimentalmente para discernir de una manera más fina su papel en los procesos ecológicos. En ese sentido, se hace muy necesaria la dinamización de un mecanismo de retroalimentación entre los ecólogos y los taxónomos. El gran número de arañas involucrado en los estudios ecológicos de tipo experimental garantiza la recolección de especies raras no descritas, las cuales pueden escapar a la recolección taxonómica, donde suelen emplearse protocolos de captura menos intensos.