IX JORNADAS DEL GRUPO IBÉRICO DE ARACNOLOGÍA

Fotomacrografía de campo y estudio y su aplicación a los Arácnidos

Paco ALARCÓN

C/ Avenida de Grecia, nº 21 - 3º -3, 41012 - Sevilla (España). paco@andalucia.net

     De todos es conocida la necesidad de obtener buenas imágenes y primeros planos para el estudio de las distintas especies de artrópodos y de nuestros arácnidos en particular. No trataré de realizar un exhaustivo curso de fotomacrografía sino un acercamiento a las técnicas más básicas que puedan ayudar a todos aquellos que comienzan en esta fascinante disciplina.

     Comenzaré definiendo el término: llamamos con rigor macrografía a todas aquellas imágenes que ocupan en la película o sensor el tamaño real o más del sujeto fotografiado, pero habitualmente denominamos macro a todas aquellas ampliaciones que ocupan al menos la cuarta parte del mismo. Así, una relación o ratio de 1:1 indica que el sujeto ocupa en el fotograma.

Consejos sobre el equipo general

     Para realizar este tipo de acercamientos deberemos contar con un equipo adecuado. aunque existen en el mercado cámaras compactas con la opción "macro", capaces de realizar buenos acercamientos, para obtener unos buenos resultados la mejor  opción es una cámara réflex de objetivos intercambiables, mejor si es digital ya que de esta forma podremos observar inmediatamente los resultados en la pantalla, corrigiendo si es posible los errores cometidos.

     Podemos comenzar con un objetivo normal de 50 mm por ejemplo con tubos de extensión o un 28 mm invertido, de forma que podamos llegar a ampliaciones en la película o sensor como mínimo de tamaño real. Los tubos de extensión son tubos huecos que se colocan entre el cuerpo de cámara y el objetivo y aumentan la distancia entre ambos, con lo que se pueden acercar más al sujeto sin perder nitidez. Al no llevar ópticas en su interior no se modifican las condiciones de trabajo del objetivo.

     Lo más cómodo por supuesto y lo deseable es un objetivo macro, que además de estar diseñados para obtener buenas respuestas a muy corta distancia, por sí solos llegan a la ratio de 1:1. Las imágines obtenidas con un buen macro tienen más calidad que las realizadas con objetivos normales normales y extensión. Incluso alguna marca ha puesto en el mercado un objetivo capaz de llegar a la ratio de 5:1 sin más accesorios, más que suficiente para nuestros fines.

     Yo recomiendo los objetivos que ronden los 100 mm, ya que con focales menores, la distancia al sujeto es muy pequeña y nuestros modelos suelen ser muy huidizos, y con distancias focales mayores, si bien podemos disparar desde más lejos, obtener una ratio mayor de 1:1 supondría colocar una extensión que hace que el tipo sea muy aparatoso.

     Para aumentar la ampliación en estos objetivos, recomiendo la utilización de tubos de extensión.

     En vez de los tubos de extensión, podemos acoplar también fuelles de extensión, con la ventaja de poder tener una relajación de reproducción continua al poder variar su tamaño a voluntad. El inconveniente del fuelle es que suele acumular mucho polvo, y en el caso de las réflex digitales se traduce en suciedad en el sensor muy rápidamente. También podemos emplear lentes de aproximación, que colocadas delante del objetivo, permiten disminuir la mínima distancia de enfoque. El problema de las lentes es que si no son  de una altísima calidad producen difracción, con la consiguiente pérdida de la calidad de imagen.

     Otra buena forma de obtener grandes ampliaciones es mediante un objetivo gran angular, pongamos uno de 28 mm, invertido y con tubos de extensión, aunque éste tiene la dificultad de que la imagen se ve muy oscura, debido a que hay que diafragmar a mano al estar colocado el objetivo al revés, y que la distancia al sujeto es mas corta que con un objetivo convencional y la misma ampliación. Para invertir estos objetivos existen en el mercado arandelas adaptadoras para cada tipo de cámara, donde por un lado se enrosca el objetivo por la rosca para filtro y por el otro se encaja en la bayoneta de la cámara. Por supuesto se pierden todos los automatismos, y en algún caso incluso la medición de luz y el TTL del flash, siendo necesario realizar pruebas antes.

     También pueden utilizarse con buenos resultados y una pérdida de calidad mínima los teleconvertidores, aumentando la distancia focal y doblando la ampliación a la misma distancia en el caso de uno de 2X.

     En este tipo de fotografía, la profundidad de campo es mínima y para obtener buenos resultados debemos cerrar mucho el diafragma, siendo usuales los que van de f/11 a f/22 (no suelo cerrar más por las aberraciones cromáticas que se producen) y por consiguiente las velocidades suelen ser muy lentas, siendo casi imprescindible el flash. ¿Imaginan acercarse a un licósido con un trípode rematado por un montón de cacharros y pedirle que se quede quieto a varios centímetros del objetivo el ratito necesario para tomar una foto de sus bellos ojos? Lógicamente con el flash tenemos muchas más posibilidades, ya que con su potente luz podemos congelar la imagen y tirar a pulso. En este caso resulta muy cómoda la utilización de un monopié. Particularmente utilizo un monopié al que coloco una regleta casera donde alojo dos flashes: uno para iluminar y otro para aclarar las sombras. Los flashes están colocados en los extremos de la regleta, por encima del objetivo y a unos 45º lateral y superiormente.

     A estas distancias el cálculo de la intensidad del flash es bastante complicado, por lo que es recomendable la utilización de flashes TTL, que sincronizados entre sí nos hacen todo el trabajo.

     Antes, la sincronización la realizábamos mediante engorrosos cables, que hacían el conjunto bastante aparatoso. Hoy con las modernas técnicas, los flashes se sincronizan sin necesidad de cables, por infrarrojos o por radiofrecuencia, con lo que nuestros aparatos son bastante menos voluminosos. Es interesante buscar un modelo de cámara y de flashes que se adapten a estas características, ya que simplifica bastante nuestro trabajo. Es importante el uso de difusores para suavizar la dura luz que provocan los destellos.

La técnica fotográfica.

     Para realizar este tipo de fotografías podemos utilizar diversas técnicas, pero debemos tener en cuenta algunas recomendaciones de carácter general.

     En este tipo de tomas, el enfoque es muy crítico, por lo que deberemos seleccionar muy bien el plano que debe salir a foco. Dada la importancia de esto, el enfoque debe realizarse de formal manual, colocando la ampliación en el objetivo y acercándonos o alejándonos del sujeto hasta que lo veamos completamente nítido en el visor. De esta forma evitamos que la cámara enfoque algún milímetro delante o detrás.

     Cono norma, siempre que realicemos la foto del rostro de algún invertebrado, nos fijaremos en los ojos y ahí debemos colocar el foco, a menos que sean otros caracteres los que deseemos destacar. No hay nada más antiestético que un arácnido con los ojos desenfocados. Una vez fijado el foco, debemos movernos para variar el ángulo de la toma y conseguir colocar en el mismo plano otras estructuras como quelíceros o pedipalpos. Esto al principio parece bastante complicado, pero con la práctica llega a realizarse de forma automática.

     Sobre todo debemos tener paciencia, hemos de esperar a que el animal coloque correctamente sus patas etc. mirando muy  bien a través del visor para controlar todos los detalles del encuadre. Otras veces tendremos que actuar muy rápido, ya que muchos de estos seres son muy inquietos y no soportan nuestra presencia durante mucho tiempo. Aquí será donde nuestra experiencia nos haga realizar la mejor toma. Hay que tener en cuenta que este tipo de fotografía va mucho más allá del macro convencional, ya que debemos acercarnos mucho más al sujeto, y no siempre las cosas saldrán como pensamos, pero no por ello hay que desesperar.

     Resultará de gran utilidad, además de ayudar a relajarnos, pasar mucho tiempo observando las características y reacciones del animal que queremos fotografiar, aprenderemos de él en que momento es más fácil acercarse y cuales son sus mejores facetas, consiguiendo predecir sus movimientos. Por ejemplo, las libélulas suelen utilizar los mismos posaderos para sus sesiones de caza y con un poco de paciencia y astucia, podremos acercarnos hasta casi acariciarlas...

     Para fotografiar a nuestros sujetos son buenas horas las de las frescas mañanas, ya que sus metabolismos, al ser de "sangre fría" están un poco más parados y permiten acercarse con más facilidad.

     Otra forma de obtener buenos planos es trabajando en el estudio, donde podemos tener controladas todas las condiciones.

     La primera y más importante norma a observar será el respeto más absoluto hacia estos seres, no haciendo nada que pueda dañarlos de ninguna forma. Una vez realizadas las fotografías debemos dejarlos en el lugar donde los encontramos.

     En el caso de animales terrestres, podemos utilizar pequeños terrarios donde con algo de habilidad podemos reproducir su hábitat. De todas formas hemos de tener en cuenta que en un primer plano, veremos sólo una pequeña parte del fondo, además de que éste sale muy desenfocado por lo general.

     Un buen miniterrário se construye con los portaobjetos utilizados en microscopia, que con el cristal bien limpio, permite tomar la foto a través de él, colocando los flashes convenientemente para evitar reflejos.

     Para invertebrados acuáticos podemos recurrir al uso de mini-acuarios convenientemente decorados. Igualmente, el cristal deberá estar muy limpio para no perder rendimiento. Para evitar reflejos, los flashes deberán colocarse en un lateral, por encima del acuario y a unos 45º sobre el eje óptico del objetivo, que deberá mantenerse totalmente perpendicular al plano del cristal delantero.

     Pero recuerde que las mejores técnicas son las que uno aprende probando y equivocándose, y que será la visión del fotógrafo la que permita arrancar las mejores expresiones de estos seres.