VIII JORNADAS DEL GRUPO IBÉRICO DE ARACNOLOGÍA

Distribución geográfica, conservación y cambio climático.

Jorge LOBO.

Investigador Museo Nacional de Ciencias Naturales.

     Hemos tratado de proteger la variación en la diversidad biológica de los organismos y en el medio ambiente que los sustenta mediante la creación de "santuarios" cuya ubicación y características han sido delimitadas no siempre por criterios científicos y objetivos. Dos principios parecen haber impulsado la estrategia de creación de estas reservas: el de proteger a determinadas especies, generalmente vertebrados, vulnerables o en peligro de extinción, y el de crear una red capaz de representar los principales ecosistemas y regiones naturales. Estas estrategias se han demostrado ineficaces para garantizar la protección de la gran mayoría de las especies existentes. El desconocimiento taxonómico y biogeográfico que poseemos sobre la mayoría de los organismos vivos impide elaborar estrategias de protección basadas en las especies. Sin embargo, la ciencia de la conservación posee ya herramientas capaces de: i) recopilar y manejar la ingente cantidad de información taxonómica y faunística que hemos almacenado desde hace décadas; ii) producir modelos distribución fiables en ausencia de información exhaustiva; y iii) identificar el mínimo conjunto de unidades espaciales capaces de representar las distintas poblaciones de las especies que lo habitan. La realización de estos mapas predictivos para distintos grupos taxonómicos que representen diferentes modos de obtención de energía y estén bien distribuidos dentro del árbol de la vida, nos puede permitir evaluar la capacidad de los espacios naturales protegidos para conservar los verdaderos actores de la diversidad biológica, y determinar qué áreas es conveniente añadir a este sistema de reservas para preservar todas las especies presentes en una región determinada ante el más que probable advenimiento de un cambio climático de rapidez nunca hasta ahora conocida.