XI JORNADAS DEL GRUPO IBÉRICO DE ARACNOLOGÍA Biodiversidad cantábrica: paisajes naturales y paisaje culturales Mario QUEVEDO DE ANTA Depto. Biología de Organismos y Sistemas, Universidad de Oviedo. quevedomario@gmail.com En la historia del estudio, conservación y divulgación del medio natural han ido surgiendo términos comodín - términos acuñados con vocación generalista, reconocidos fácilmente por el público, a menudo utilizados para situar la información presentada en un determinado contexto. Algunos de esos términos, como consecuencia del uso intensivo, han perdido enfoque, precisión. Quizá la estrella entre esos términos sea Biodiversidad. Desde la generalización de su uso en los 80s, hemos incorporado, en investigación, gestión y divulgación, una máxima derivada de la propia definición del término: cuanta más biodiversidad mejor. Sin embargo, el uso del término de manera descuidada, sin precisar cual es la línea base frente a la que comparar los datos disponibles, lo deja vacío de contenido; no permite establecer ni perseguir objetivos cuantitativos. Recientemente se ha revitalizado en la literatura científica una demanda propia de los albores del pensamiento conservacionista: precisar los objetivos de conservación en base al estado natural de un ecosistema. ¿Y qué es natural? ¿Existen aún ecosistemas naturales en nuestras latitudes? Como ocurre frecuentemente en Biología, no es fácil resolver esa pregunta. Quizá más fácil sea determinar o aceptar la existencia de paisajes culturales: aquellos que resultan de una larga historia de uso moderado del terreno por el hombre, mayoritarios en Europa Occidental. Quizá sea más fácil desde el punto de vista social conservar estos últimos. Pero, ¿es suficiente? ¿es posible ir más allá? La Cordillera Cantábrica, por su biogeografía, historia de la influencia humana en el paisaje, y estado de conservación actual, es un buen sistema sobre el que plantear estos dilemas. En esta ponencia propongo repasar los principales hábitats que un naturalista se encuentra en sus salidas de campo - independientemente de que su imagen de búsqueda se base en organismos con cubiertas de quitina o de queratina - y discutir su estado de conservación en el contexto de un gradiente entre hábitats naturales y culturales. Para ello utilizaré una muestra, espero que significativa: los principales hábitats presentes en Somiedo: Los bosques montanos de hayas, de robles; las orlas supraforestales, con abedules y matorrales; los bosques de castaños, a menor altitud; los encinares; las turberas; los brezales; los escobonales; los roquedos; y, cómo no, los espacios abiertos tan reclamados en relación al propio término biodiversidad, los prados y pastos. |